martes, 22 de septiembre de 2009


LA TECNOLOGÍA EN LAS AULAS


Según lo afirma Enrique Martínez, “los avances tecnológicos son o deberían ser, aplicables a la educación, para poder ofrecer lo mejor y lo más importante en experiencias para los alumnos y hacer esto extensivo a un número cada vez mayor”. Afirmación con la que estoy totalmente de acuerdo; además está absolutamente comprobado que el uso de los «multimedia» mejora el aprendizaje de los alumnos y al mismo momento reduce el tiempo de instrucción y los costos de la enseñanza.


Pero también el mismo autor menciona que en muchas ocasiones, “lo mejor es enemigo de lo bueno”, y que por utilizar lo mejor, olvidamos lo bueno, es decir, por querer el último grito tecnológico no usamos didácticamente multitud de posibilidades que creativamente usadas pueden ser fuente eficaz de aprendizaje, afirmación que también comparto.


Si leemos superficialmente los dos párrafos anteriores, pueden resultarnos paradójicos, pero los invito a que puedan examinarlos nuevamente para que reflexionemos juntos…


Por un lado, considerando los tiempos que nos tocan vivir, necesitamos, exigimos y nos vemos obligados, a incorporar las tecnologías en las aulas de manera tal de dar un paso hacia adelante, revelador y necesario en el proceso enseñanza- aprendizaje, y poder obtener así, mayores y mejores resultados en esta área. Para dicha tarea debemos tener en cuenta a nuestros alumnos, primeramente como sujetos de derecho y obviamente como sujetos de aprendizaje. Esto nos lleva a pensar que la demanda de empleo, (una vez terminado como mínimo el nivel medio) exige una preparación que obliga el conocimiento de todo aquello que tiene que ver con la sociedad de la información, las nuevas tecnologías, la multiplicidad y variación profesional, la interacción de recursos, y en fin, de todo aquello que facilita la inserción laboral y profesional.


Pero por el otro, la misma tarea nos remite a replantear nuestro quehacer diario como docente, conjugado con la implementación de las tecnologías y la multimedia, pero no considerándonos “liberados” de lo que el autor denomina “trabajo rutinario” y mucho menos creer que recién a partir de allí, podemos hacer el trabajo verdaderamente profesional y creativo. Me encuentro en entera disconformidad con la afirmación anterior, planteada por Enrique Martínez en su artículo “La tecnología en las aulas”, ya que es sumamente necesario, y primordial la guía y conducción del docente, como la utilización de recursos, tal vez no tan modernos, pero absolutamente acordes y necesarios, como la exposición, la tiza, el pizarrón, los libros, etc. Las que usadas de manera creativa nunca deben pasar de moda.


Insisto que a los recursos antes mencionados, debemos sumar inteligente y didácticamente, la tecnología y la multimedia, sin que suceda lo que Enrique Martínez menciona como “lo mejor es enemigo de lo bueno”, para lo que considero necesario que los especialistas en el uso de los medios, trabajen con los profesores para ayudarles a desarrollar planes o diseños didácticos para sus clases diarias, para unidades de trabajo o para un curso completo.


Solo comenzando a aceptar el valor didáctico de los recursos audiovisuales, superando la clásica idea de “enseño como me enseñaron”… y poniendo en práctica el conjunto: docente, tecnologías, planificación y educación, observaremos resultados valiosos, fructíferos, y duraderos.


FUENTE: Enrique Martínez "La tecnología en las aulas"

Docteur Eliana Pamela




1 comentario:

  1. La capacitación y la visión renovadora del docente son los pilares que van a permitir interrelacionar a la tecnología con el aparato educativo. Los nuevos paradigmas requieren arremeter con las viejas concepciones que cada vez alejan al educando del conocimiento plural. El docente como dador de respuestas debe hacer primar la idea de modelar un nuevo hombre que debe encajar en estas estructuras que pueden marginarlo sin miramientos…



    Margarita Villa

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