viernes, 30 de octubre de 2009


SABERES HOY: DISEMINACIONES, COMPETENCIAS Y TRANSVERSALIDADES


A partir de la lectura del texto SABERES HOY: diseminaciones, competencias y transversalidades, planteado por Jesús Martín Barbero, además de maravillarme por la temática seleccionada y el abordaje que le proporcionó a dicho tema, destaco la necesidad de reflexionar, y mas aún, de reconfigurar nuestras prácticas familiares o docentes, partiendo de la siguiente afirmación: La escuela y la familia parecen ser las dos instituciones más afectadas por las transformaciones habidas en los modos de circular el saber, que constituyen una de las más profundas mutaciones que sufre la sociedad contemporánea”.

A su vez, es preciso detenerse en el calificado “nuevo sujeto de la educación”, ya que el mismo sufre hoy de una constante inestabilidad en su identidad, una fragmentación de la subjetividad cada día mayor, y a la vez se expresa en idiomas no verbales, basados en su sensibilidad y en su corporeidad. También habita los mundos de los códigos tribales, de la pandilla y de las sectas, desde donde plantea su rechazo a la sociedad. Podemos reflexionar entonces acerca de… “¿qué es la identidad de clase cuando la identidad de género, de etnia, de nación y región, que en el pasado nos habían proporcionado sólidas localizaciones como individuos sociales, hoy día se ven transformadas en la experiencia que de ella tienen los individuos”? por tanto, también es importante tener en cuenta, que hoy, estos son sujetos que se identifican desde diferentes ámbitos, con diferentes espacios, oficios y roles.

De la misma manera que anteriormente analizamos al sujeto de la educación, también es necesario centrarse en las “profundas mutaciones” nombradas en el primer párrafo, teniendo en cuenta que ellas se manifiestan a través del descentramiento, y de la difuminacion. El primer término hace alusión a que los saberes se escapan de los lugares sagrados que antes lo contenían y legitimaban, y de las figuras sociales que lo detentaban y administraban, entre ellas, la escuela, entendida por tal todo sistema educativo desde la primaria hasta la universidad. Y por otra parte que el saber se sale ante todo del que ha sido su eje durante los últimos cinco siglos: el libro. El segundo termino influyente: la difuminación, que se refiere a las fronteras que separaban los conocimientos académicos del saber común (diseminación).

Ante tales efectos, propuestos por la “nueva realidad”, es absolutamente necesario, proponer una re-definición del sujeto de la educación, debido a que estamos ante un descentramiento culturalmente desconcertante, pero cuyo desconcierto es disfrazado por buena parte del mundo escolar de forma moralista, esto es, echándole la culpa a la televisión de que los adolescentes no lean. Actitud que no nos ayuda en nada a entender la complejidad de los cambios que están atravesando los lenguajes, las escrituras y las narrativas. Lo que en realidad está en la base de que los adolescentes no lean, gira en el sentido en que los profesores siguen entendiendo que leer, sea sólo leer libros.

Actualmente, la educación tiene que lidiar con sujetos educativos extremadamente complicados y heterogéneos, con adolescentes cuyas experiencias de relaciones sociales, pasan cada día más por su sensibilidad, y por su cuerpo. A través de estas actitudes, los jóvenes les están diciendo muchas cosas a los adultos mediante otros idiomas: los de los rituales del vestirse, del tatuarse y del adornarse, o del enflaquecerse conforme a los modelos de cuerpo que les propone la sociedad por medio de la moda y de la publicidad. No son sólo femeninos los millones de adolescentes que sufren gravísimos trastornos orgánicos y psíquicos de anorexia y bulimia, atrapados en la paradoja señalada de que mientras la sociedad más les exige que se hagan cargo de sí mismos, no les ofrece una mínima claridad sobre su futuro laboral, profesional o moral.

De ahí que los jóvenes se muevan entre el rechazo a la sociedad y su refugio en la fusión tribal. Millones de jóvenes a lo largo del mundo se reúnen sin hablar, sólo para compartir la música, para estar juntos gracias a ella y a la empatía corporal que genera, donde el éxtasis, se ha convertido en el símbolo y en la metáfora de una situación extática, esto es, del estar fuera de sí, del estar fuera del yo que le asigna la sociedad y que los jóvenes se niegan a asumir, no porque sean unos desviados sociales sino porque sienten que la sociedad no tiene derecho a pedirles una estabilidad que no confiere ninguna de las grandes instituciones modernas: la política, el trabajo y la escuela atraviesan su más honda y larga de las crisis...

Mientras el sujeto del aprendizaje emerge de ese entorno fuertemente corporal y emocional, la escuela le exige dejar fuera el cuerpo de su sensibilidad porque estorba y sus emociones desestabilizan la autoridad de los profesores.

El concepto de transversalidad trazado por Barbero indica que “lo que ha cambiado no es el tipo de actividades en las que participa la humanidad, sino su capacidad tecnológica de utilizar como fuerza productiva lo que distingue a nuestra especie como rareza biológica, su capacidad para procesar símbolos”, con lo cual no se está afirmando que sea en la tecnología donde se halle la solución mágica a nuestros problemas políticos o sociales, sino que es por la tecnología por donde pasa en gran medida la creatividad de las sociedades occidentales.

Afirma también que entre el hemisferio de la escritura y el de la imagen y la música, Internet escribe a la vez con letras, con sonidos y con imágenes. Esto marca el inicio de otra época, de un cambio de época. Y que hoy la tecnología ya no es puntual, nos atraviesa de punta a punta tanto espacial como temporalmente; la capacidad de la tecnología de transformar la sociedad va en muchos sentidos, tanto creativos como destructivos, pero lo cierto es que hoy no sabemos para dónde va, pero sí sabemos algo: que no podemos dejársela a esos pocos que se creen los dueños del mundo, porque dominan la tecnología secuestrando sus diversas posibilidades y usos en su propio beneficio y en función de dominar a las mayorías”.

La transversalidad de los saberes apunta así hacia esos nuevos sujetos de la educación, cuyo desciframiento remite a lo que Antonio Machado recogió de labios de un campesino y lo puso en boca del que llamó Juan Mairena: “todo lo que sabemos lo sabemos entre todos”.

Considero que la escuela no debería funcionar como cuatro muros altos, impermeables, sino que debería, en términos de Barbero, rescatar aquel tipo de saberes que, no siendo directamente funcionalizables son, sin embargo, socialmente útiles, los saberes lógico-simbólicos, históricos y estéticos, que constituyen: los saberes indispensables. Y teniendo en cuenta El descentramiento y La difuminaciones de los que son parte los alumnos, o los nuevos sujetos educativos, la escuela debe adoptar una actitud innovadora ante las prácticas educativas, lo que implica, revisión de currículo, y de estratégias dada por la infaltable inclusión de las nuevas tecnologias y médios de comunicación, no discriminando los tan significativos libros, pero si entendiendo que “lectura” no solamente se realiza a traves de ellos, sino que podemos acercar a nuestros alumnos, a variadas opciones, y formas de representaciones diversas, mediante los cuales practicar La “lectura” digital, con el objetivo de formar espíritus críticos y reflexivos, alejándonos de las recepciones pasivas.

Ahora yo me pregunto… ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué terreno preparamos para el futuro de nuestros jóvenes? ¿Por qué los jóvenes prefieren perderse en las cosas vanas del mundo en señal de disconformidad, de rechazo a la sociedad? Usted se puso a pensar que la “sociedad” somos yo, usted, el vecino, el maestro, el profesor, el papá, la mamá, el curtiembrero, las amas de casa, etc, etc, etc? Entonces…. Todos juntos debemos asumir la tarea de coadyuvar en la educación junto a los docentes, no podemos deslindar absolutamente responsabilidades, la tarea de recuperar saberes y valores es de todos, aunque de la familia y de la escuela principalmente, ya que son las dos instituciones más afectadas por las transformaciones habidas en los modos de circular el saber, que constituyen una de las más profundas mutaciones que sufre la sociedad contemporánea, como ya mencioné al principio del texto.

No podemos permitir, que mientras que nuestros jóvenes, elijen la droga como forma de vida, eligen la muerte, la soledad, la delincuencia, constituyen el sector social al que le corresponde la crisis mas honda y profunda, crisis que abarca, desde la escasez de afectos, de espacios, de comprensión, de trabajo, de ingresos, de saberes, y de adultos comprometidos, responsables y capaces de colaborar, para sacarlos adelante… sigamos, por un lado, la escuela, simulando que enseña, la familia, fingiendo que contiene… la justicia aparentando que actúa…. Y por detrás de ellos, la mentira ganando terreno, disfrazando realidades y llevando a la sociedad a un caos.

Pensemos ¿Qué nos quieren decir los jóvenes, a través de sus expresiones indirectas, o no tan indirectas? ¿Qué nos reclaman?...



Eliana Pamela Docteur

Fuente: Jesús Martín Barbero

No hay comentarios:

Publicar un comentario